
En la actualidad, tomar decisiones es parte importante y fundamental en nuestras vidas. Por ejemplo, actualizar el blog o no (es sólo un ejemplo y estoy conciente de su importancia, pues es la nota del parcial final. además, nos permite poner en práctica nuestro conocimientos y compartirlos con los compañeros), estudiar para los parciales o cambiarse de universidad.
Las empresa no son la excepción, y de una buena decisión depende su éxito, como cambiar de nombre, fusionarse con otras organizaciones, recortar personal, especializar al personal, producir nuevos productos, vender más caro o más barato, en fin, muchas decisiones que ayudan en su evolución y transformación.
Por ejemplo, mi papá es dueño de un taller de costura (pues las máquinas aún están en el taller y sigue declarando el IVA). Dicho taller ha funcionado durante muchos años, pero debido a la situación económica actual ha tenido que dejar de funcionar, pues no obteníamos ganancias y todos los meses tiene que pagar los impuestos del taller. Él se dedicaba a la fabricación de ropa deportiva y de pantalones casuales de mujer. Su mercado es de la zona oriental de nuestro país, San Miguel, Usulután y La unión, pero áreas específicas, no todo el departamento. El alto costo de la gasolina y las vajas ventas lo obligaron a dejar de fabricar dicha ropa.
Mi papá decidió emplearse en una empresa como vendedor, no gana un buen sueldo basa ($170 mensuales y somos cinco en mi familia), pero él es el único soporte ecónimo de mi hogar y no tenía, ni tiene, recursos económicos para seguir invirtiendo en la compra de materiales, ni mucho menos para pagarle a los satres. Una de las decisiones más duras a las que se enfrentó mi papá fue a decirle a los dos trabajadores que tenía que cerrar el taller, pues son esposos y tienen dos niñas, y cerrar el taller implicó dejar sin empleo a esta pareja.
Para mi familia esta fue una decisión muy dura, pero el nivel de deudas que ha generado el taller obligó a mi papá a buscar un empleo. Además, con tantas empresas textiles grandes y fuertes, y sobre todo las maquilas, los microempresarios no tienen tanto espacio para competir en el mercado nacional, y menos mundial. Mi papá no podía seguir bajando los precios de la mercadería, pues el precio de los materiales sube cada vez más.
Por el momento, mi papá considera que fue una buena decisión cerrar el taller, pues si no ya nos hubieran embargado la casa y la maquinaria del taller. Y las deudas serían más grandes que las tenemos.
Ante tal situación, mi familia no contó con otra alternativa, pero tomar esa decisión nos hizo ver que cerrar el taller era lo mejor, pues no podiamos seguir endeudándonos, ni hacer trabajar a lo empleados sin que les pagara a tiempo.